viernes, 22 de marzo de 2013

David contra Goliath

Mi condición de futbolero acérrimo es bien conocida por aquellos que me acompañan en mi día a día. Y también lo es, mi condición de fan de uno de los mayores clubs en cuanto a masa social y económica del mundo. Pero esto, no me priva de decir que hoy por hoy, siento casi orgullo cuando un equipo a priori sin posibilidades de ganar un partido, salva un punto e incluso da la campanada. Amo el fútbol por esas noches mágicas donde lo imposible se torna posible. Amo el fútbol por esa jugada aislada, por ese pase de sesenta metros que por fin, por fin sale bien, y apoyado por el despiste de la defensa se convierte en algo más que un gol. Una ilusión para aquellos que se creían perdedores, para aquellos que iban y venían sin esperanza alguna. Una afición que ve la machada posible. Eso es el fútbol y por eso lo amo tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario