jueves, 2 de enero de 2014

Falta de creatividad

Cineasta. Treinta y ocho años. (in)Felizmente casado (aunque aún no lo sabe).
Rodando ahora su nueva película, la primera de gran presupuesto. El guión, el primero que rueda no escrito por él, no es excesivamente bueno pero confió en su técnica para que quede un buen producto final. Además pagan bien, ganará más que con todas sus películas independientes juntas. Se arrepiente claramente de abandonar sus principios, pero también se alegra del gran ejercicio de confianza que ha realizado en sí mismo. Se va a Londres a rodar con sus actores de primerísimo nivel entre los que se incluyen Hugh Jackman, Ryan Gosling y Samuel L. Jackson.
Mónica, su mujer se queda en Chicago sola ya que Damien, el hijo de la pareja, viajará con su padre para verlo trabajar en las tres semanas de rodaje como parte de sus prácticas de dirección cinematográfica, siguiendo los pasos de su padre, al más puro estilo Francis Ford Coppola y su hija Sofía.

[...]

El director y su hijo, llevan 6 días en Londres y desde Chicago no llegan buenas noticias. Mónica mantiene una conversación de más de una hora con él y le explica que las cosas no van bien. Esta noticia llega en un mal momento pues problemas exteriores no pueden nublar su normalmente buen juicio profesional y ahora llegan los días más importante del rodaje: escenas de un gran presupuesto de toma única. Los productores le agobian para que salgan bien ya que serán las escenas que determinarán el devenir financiero del filme.

Damien por su parte está aportando muchas ideas. Tiene la misma intuición cinematográfica de su padre. Aparecerá, según su orgulloso padre, como primer ayudante de dirección a pesar de su inexperiencia. Finalmente, las escenas se ruedan y salen lo suficientemente bien para que los productores confirmen a Los Ángeles que la película será un exitazo comercial. Aún queda semana y media de rodaje más relajado, lo que aprovecha para hacer turismo por Londres y comprar algo bonito para Mónica y arreglar las cosas (algo inútil pues Mónica llevaba manteniendo una relación extramatrimonial hacía meses).

Al volver a Chicago, tras unos días en Los Ángeles de reunión con el estudio con el objetivo de trasladar el estudio de montaje a su ciudad natal, Mónica abandona la casa y se marcha a Seychelles con un tal Frank, un modelo de ropa interior con el que nuestro director no puede compararse. Tras una semana de descanso para un retiro espiritual, vuelve a montar la película dedicándole dieciséis horas diarias durante una semana, terminándola en un tiempo récord. La presenta al estudio que da el OK para el adelanto de su estreno.



[...]

La película, finalmente presupuestada en 71 millones de dólares, es un éxito en taquilla colocándose como el mejor estreno del año. El estudio aplica la cláusula del contrato del director que le obliga a dirigir tres películas más para la compañía. La traición a sus principios obliga a que su trabajo sea tan monótono y cuadrado como el último, donde apenas pudo improvisar, por tres filmes más.

Guión propio, siempre mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario