domingo, 24 de marzo de 2013

No todo gira a tu alrededor

Indiscutiblemente, el amor es una enfermedad que tarde o temprano a todos nos atrapa. Al principio intentamos evitarla, pero al final nos engancha. Queremos más y más y más, aunque la otra persona no pueda darnoslo. Y tendemos al enfado, la ira, el odio..., porque no soportamos saber que la vida de esa persona no gira en torno a ti. Tiene su vida, sus amigos, sus obligaciones y sus derechos, a pesar de compartir parte de su vida contigo. No todo es color de rosa, creo que eso es obvio, ni tampoco todo lo que sí lo es, es natural. Porque, seamos francos, cuando queremos alguien tenemos que tragar muchas cosas que no nos gustan o aguantar malos momentos. Por eso, si en algún momento dudas de si quieres aguantar esos malos momentos, si por un solo instante piensas en que lo mejor sería seguir cada uno por su camino, no estás enamorado, y si no lo estás, este oscuro pasajero te aconseja que dejes a tu pareja y no le hagas más daño.


viernes, 22 de marzo de 2013

David contra Goliath

Mi condición de futbolero acérrimo es bien conocida por aquellos que me acompañan en mi día a día. Y también lo es, mi condición de fan de uno de los mayores clubs en cuanto a masa social y económica del mundo. Pero esto, no me priva de decir que hoy por hoy, siento casi orgullo cuando un equipo a priori sin posibilidades de ganar un partido, salva un punto e incluso da la campanada. Amo el fútbol por esas noches mágicas donde lo imposible se torna posible. Amo el fútbol por esa jugada aislada, por ese pase de sesenta metros que por fin, por fin sale bien, y apoyado por el despiste de la defensa se convierte en algo más que un gol. Una ilusión para aquellos que se creían perdedores, para aquellos que iban y venían sin esperanza alguna. Una afición que ve la machada posible. Eso es el fútbol y por eso lo amo tanto.

jueves, 21 de marzo de 2013

Microrrelato (I)

Busqué dentro de la bolsa. Busqué por los cajones e incluso dentro del armario de las especias. Encontré aquello que busqué y ahora no buscaba. Pero no encontré el anillo. ¿Cómo puedo ser tan manazas? Pensé. ¿Cómo me presento allí, sin anillo, para pedirle matrimonio ante sus padres? Obviamente debe estar por aquí cerca. Debo haber pasado por alto algo pero..., ¿El qué? Si no lo encuentro paso de ir. Me la juego a ganarme el odio de toda su familia.

Suena el teléfono.

-¿Quién es?
- Soy yo, tu maldita conciencia. Eres un desastre. Has mirado en todos sitios, ¿No?
- Sí, claro que lo he hecho.
- Menos en tu bolsillo... - Para de hablar y toco mi bolsillo encontrando el anillo para mi alivio pero de pronto sigue dirigiéndose a mi - Lo tuviste siempre tan cerca, tan, tan cerca pero viste una posibilidad de error. Una inducción a la derrota y ya pensabas en rendirte. No mereces casarte con ella.

Obviedades

Un gran hombre tiene tras de sí un importante número de enemigos y un ínfimo número de amigos. La fama conlleva envidia y como tal esto acaba pasando factura.
Tengo lo más importante, solo falta una idea. Una idea innovadora, algo que revolucione el mundo y sé que está aquí. En mi cabeza en la cual los números se enmarañan pero las letras se desenvuelven con una clarividencia clínica. Solo tengo que mezclarlo todo, agitarlo y permitirme el lujo de darme una palmada en la espalda y de decirme: "Buen trabajo".

jueves, 14 de marzo de 2013

Capítulo I

Suena el teléfono y no para de sonar. No se qué hora es pero tengo sueño así que tiene que ser temprano, se ruega compasión por el amor de Dios. Tras despeñarse despertador y lampara de mi mesita de noche alcanzo el teléfono y lo cojo.
- ¿Qué coño quieres, quien quiera que seas?
- Qué buen humor tan temprano, ¿No? - Miro el despertador boca abajo en el suelo, son las siete menos diez de la mañana. - Bueno, Dan tengo algo para ti.
- No, déjame diez minutos más por fav...
 - Que no, Dan, la ciudad nunca duerme y el crimen tampoco. Así que pegate una ducha y ven corriendo hacia aquí.
- ¿Y donde se supone que es "aquí", señorita Offenbach? - Me estiro todo lo que puedo, hasta el punto de casi marearme.
-  No se preocupe, tienes un coche en la puerta. No tardes.
Y me cuelga. Me llama a las siete de la mañana, me despierta, me exige y encima me cuelga. Soy un explotado, pienso. No lo digo en voz alta porque parecería raro, aunque bueno, en realidad soy raro.
La señorita Offenbach medía aproximadamente un metro cincuenta y ocho y pesaba 80 kilos por lo menos, pero era simpática y muy buena trayendo donuts. Mi herramienta de trabajo. Sin donuts no puedo resolver nada. Me duché y acicalé en una hora y media, por lo que salí de casa sobre las ocho y veinte. Aquel hombre que me esperaba en el Escalade propiedad del ayuntamiento empezó a quejarse de que llevaba más de dos horas esperándome y murmuraba cosas del estilo: "Soy el recadero, me mandan a por el rarito...", al final, no aguanté más y sin dejar de sonreir le contesté:
- Tienes suerte, amigo funcionario, si no estuviera del lado de los ángeles, ahora tú estarías muerto.

No sé porqué, pero el resto del trayecto fue bastante silencioso, de hecho creo que se sentía incómodo. De camino a la escena del crimen subí por Gaudi Square, giré a la derecha en el puente de Brylow y crucé la City hasta el Levitte Garden donde los Isham Gladiators jugaban sus partidos de baloncesto. Allí el conductor paró y me indicó que habíamos llegado, yo le sonreí amablemente y bajé del coche encontrándome de bruces con una cinta que no me dejaba pasar. Al verme, me dejaron entrar y el inspector Wasowsky me interceptó:
- Dan, llevamos una hora y media esperándote, ¿Por qué, te haces de rogar?
- Bueno, bueno, lo siento. No funcionaba el calentador. - Mentí, como suelo hacer, normalmente.
- Decimoquinto piso, en la sala de reuniones.
Asiento con la cabeza y entro al edificio. Techo altísimo, pero solo en recepción y de aspecto modernista. Una estatuilla de Dean "skyline" Michaels, mítico jugador del club preside el hall principal junto a un vinilo pegado al cristal de la sala de seguridad. Subo al ascensor y me resisto a suicidarme con el hilo musical, que repite una y otra vez el himno hortera del club. Una vez en el piso accedo a la sala de reuniones y sobre ella encuentro una cabeza sin una gota de sangre a su alrededor y un indiscutible buen aspecto. Digno de un buen artista, pienso.
- Esto se va a poner interesante...

miércoles, 13 de marzo de 2013

Pozo sin fondo

Así es la vida. Un pozo sin fondo. Cuanto más hondo caes, más cerca te crees del suelo pero nunca, nunca llegas a tocarlo. Siempre puedes caer un poco más bajo. Algunos piensan: "si no querías vivir esta continua caída libre no haber tirado tu vida por ese pozo", creen que lo saben todo pero no es así. ¿Y si esas personas no decidieron tirarse y si cayeron por visicitudes de un destino cruel? No podemos saberlo, pero sería bonito tenerlo en consideración.

Ahora, cuando tenemos un hijo lo ponemos al borde de ese abismo y le decimos: "Ale, una ráfaga de viento e irás al pozo, pero..., si no aguantas este continuo vértigo lánzate tu mismo" Así de crueles somos los humanos. Y a todo esto os preguntaréis que donde me dejo a los que la vida les dio de todo. Ellos, ellos tienen su propio fondo, se llama mezquindad y siempre lo tocan. Un acoso y derribo constante a aquellos que no pueden parar su caida.

Atentamente, desde el fondo (o eso creo), con amor.

martes, 12 de marzo de 2013

Prólogo. Quién soy.

No soy una persona normal. De hecho, no mucha gente me considera un ser humano. Tengo pocas aficiones. Pero una de ellas son los crímenes. No soy Sherlock Holmes ni nada por el estilo. A mi me interesan los crímenes de otro modo. No quiero resolverlos, pretendo mejorarlos. Esta afición me viene de pequeño ya que mi padre era comisario jefe en Isham, una ciudad costera de unos 150.000 habitantes. Me fascinaba leer los dossieres con información altamente confidencial que mi padre dejaba sobre la repisa de la ventana, a veces abierta, y que yo a hurtadillas leía empapándome de cada procedimiento que el asesino confeso o no había relatado. No a la policía como una confesión, si no con el crimen. Creo que todo crimen te cuenta algo. Una inquietud, un temor o un momento de inspiración del "artista", como me gusta a mi decir, aunque la gente los suele llamar criminales, asesinos, insultos varios e incluso lunáticos. Hay algo que creo que no os he contado: la policia me busca a mi cuando se atrancan, a cambio, me dejan "escoger" un compañero de juegos, siempre y cuando este se encuentre recluido en la prisión de Brinton Hove. Digamos que yo soy el precio que tienen que pagar y yo mientras, soy libre. Es un chollo, ¿No?